Y sin querer o tal vez si queriendo busco sus fotos, me quedo viendo nuestras fotos, recordando los lugares que compartimos, los espacios que vivimos, el tiempo que estuvimos juntos y es entonces que cierro los ojos, para recordar cada segundo a su lado y comienzo a sonreír.
Extraño su olor, su cuerpo, su sonrisa, sus ojos, su mirada, su barba, su risa, su esencia, su aliento, refugiarme en sus brazos, entre sus piernas, su pecho cuando me abraza muy fuerte, cuando me reclama para si, incluso cuando me regaña o me corrige con dulzura, me vuelve loca de felicidad (más de lo que soy), me enamora a cada momento, todos los días.
Lo extraño en soledad y lo extraño rodeada de otros, es igual, en mi corazón me hace falta, en mi pensamiento permanece constante y siempre, siempre, siempre veré y desearé que donde se encuentre, tenga y disfrute lo mejor, que sea feliz, que reciba buenas vibras, buenos momentos, porque es la mejor persona, un ser maravilloso, un hombre único, excepcional.
Lo maravilloso de extrañar es confirmar el amor que sientes por esa persona, lo que viviste a su lado, agradecer por cada detalle, cada momento, cada canción que se dedicaron, su compañía.
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